el paraiso perdido

Reflexiones sobre el mundo del misterio sobre sus investigadores, el uso y abuso que de el hacen, siendo sus victimas los creyentes en los fenomenos mal llamados paranormales. Tambien de vez en cuando se podra leer reflexiones mas mundanas y tangibles pues si el misterio se rodea de magia la Vida misma es mágica y todo fuera de ella esta vacio de misterio

domingo, junio 04, 2006

Sagitario





Recientes investigaciones y descubrimientos arqueológicos, especialmente en lo que respecta a la llamada pintura esquemática, muestran la importancia de la simbología desde tiempos antiquísimos. El signo de Sagitario, o el Arquero, ha sido representado en las pinturas rupestres de la Edad del Bronce (hace ya más de cuatro mil años), dentro de un conjunto de estética esquemática en el que también aparecen representaciones de ciertos astros y otros símbolos astrológicos. Tradicionalmente a Sagitario se le reconoce una naturaleza bidimensional, antinómica y dual: por una parte, es un símbolo cósmico representativo de lo etéreo y su naturaleza sería entonces espiritual; por otro lado, encarna al animal y su naturaleza se aparece como formada exclusivamente de todo lo perecedero, es decir, de materia.
De aquí que toda la ideografía, tanto antigua como moderna y contemporánea, lo identifique con un arco ora tenso, ora laxo, pero nunca en permanente quietud, cual si se tratara de mostrar la interna contradicción que encierra en sí semejante pictograma: se dice que es un nexo que une el mundo de la idea con el mundo de la práctica y la materia; también un puente mediante el que la tierra se comunica con el cielo. Se habla también de tres principios: el primero sería Sagitario, el segundo el Centauro y el tercero el Arquero; cada uno de ellos detentaría una determinada naturaleza, y su unicidad aunaría la llamada triple naturaleza.

El Centauro resultaría ser un animal monstruoso y fabuloso, una combinación de hombre y caballo que tendría, por tanto, dos brazos humanos y cuatro patas de caballo. No siempre se les representa con seis extremidades ni de la forma enunciada, pues en ocasiones poseen piernas de un ser humano y sólo la mitad posterior se asemeja a un caballo. Se supone, y así lo atestiguan todas las leyendas de la antigüedad, que estos seres fantásticos y quiméricos vivían en los montes y en las montañas de Tesalia y de Arcadia; sus modos y maneras eran de una rudeza inusitada y brutal, pues comían carne cruda y bebían en exceso hasta embriagarse con el mejor de los vinos cosechados artesanalmente, procedentes de las uvas seleccionadas en las viñas del campo de la Elide y en las tierras más fértiles de Magnesia.

El Arco siempre fue considerado por los animistas y por los mitólogos como detentador de energía, su simbolismo encierra en sí el concepto de fuerza externa que actúa como acicate y que, al mismo tiempo, mantiene en tensión al sujeto sobre quien se apega; se le reconoce, pues, como centro de autoridad y se afirma que es la base y el fundamento del poder, no sólo anímico, sino también físico.

CASA NATURAL DE SAGITARIO
La Casa Natural de Sagitario es la Casa IX: Casa de los viajes largos, de la amplia y superior cultura, sobre todo de la preocupación por el saber filosófico y científico.
En la serie de las doce Casas, la Casa IX, se opone y se complementa a la Casa III. Pero, mientras aquélla introduce al nativo en el mundo y le hace partícipe de la sociedad, ésta en cambio marca las fronteras de la individualidad y de lo privado. Al tratarse de una Casa común, incide en el mundo material del nativo de Sagitario, comunicándole una determinada capacidad para el análisis y la síntesis cuando se presenten asuntos que tengan que ver con lo crematístico. Pero como también está considerada como una Casa de fuego, su influencia en las personas nacidas bajo el signo de Sagitario puede ir dirigida a reforzar su éxito personal y su creatividad.

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