Escorpio
Parece que antiguamente el signo del Escorpión se lo asociaba con la corrupción y la muerte y, en ocasiones, venía a simbolizar el espíritu de la venganza; también la pérdida del estado de inocencia en que el hombre y la mujer se hallaron en un principio; no obstante, se decía que, al fin, el triunfo del Espíritu sobre la Materia sobrevendría, a pesar de todo, irremisiblemente, aunque al Escorpión se le relacionaba más con lo fálico y lo sensual que con lo etéreo y lo espiritual. En la interpretación emblemática de los animales se afirmaba que el signo del Escorpión tenía mucho que ver con la salud. En la época medieval, este octavo signo del Zodiaco era tenido por símbolo de la traición y de la falsedad; la iconografía y el arte cristianos lo usaban para expresar, simbólicamente, el error que la raza semita cometía al no reconocer la evidencia de la presencia del enviado de Jhavé. Algunos mitólogos y simbolistas modernos interpretan al Escorpión fundándose en los estudios de Mircea Eliade sobre los monumentos megalíticos y, añaden, como estos están formados por un elemento que significa cohesión y coherencia, es decir, por la piedra.
Los menhires, por ejemplo, con su posición vertical nos indican y manifiestan que existe una relación entre la Tierra y el Cielo, entre lo que está abajo y lo que se halla arriba. Al mismo tiempo, esa verticalidad simboliza, también, el principio masculino; pero otras escuelas de mitólogos prefieren para el menhir un significado relacionado con la maldad y, así, la citada piedra sería una prueba de la existencia de la estaca, de un instrumento de tortura y de la necesidad, consecuentemente, de un verdugo que ponga en funcionamiento el útil de marras. Esta estaca de sacrificio se convertiría, como expiación, en el eje del mundo, con lo cual se añadiría también un componente proteccionista materializado en la idea de Cábala, referida a cómo los restos mortales del ser humano pueden permanecer unidos a una parte del alma; lo mítico y lo religioso se funden, por tanto, y se identifican; las teorías y doctrinas animistas preconizan, incluso, la adoración de ciertas piedras caídas del cielo, que no serán más que meteoritos.
CASA NATURAL DE ESCORPIÓN
Existe un criterio referido a la relación de las Casas con el Sol, que no se encuentra en los signos; a saber: Casa del alba, Casa del mediodía, Casa del crepúsculo y Casa de la medianoche. A la Casa del alba le correspondería una atracción máxima; a la Casa del mediodía le compete también una acción excesiva, pero referida a un aspecto psíquico y somático al tiempo; a la Casa del crepúsculo se le atribuye cierto cansancio, producto de la disminución de aquella fuerza magnética original; por último, el lugar donde reina la tranquilidad, la inacción y, en el que la ausencia de seducción y absorción son palpables, no es otro que la medianoche. No obstante, las Casas no coinciden exactamente con los signos y, por tanto, los astrólogos se ocupan de ellas separadamente. Y, así, la Casa natural de Escorpión es la que representa la heredad y la muerte, también la renovación y la transformación:
El signo de Escorpión se encuentra entre los 211 grados y los 240 grados; su espacio no coincide con su casa natural, es decir, con la Casa VIII, pero la incidencia de ésta Casa en el signo del Escorpión es latente. Para conocer el alcance de semejante influencia hay que tener en cuenta, además, otras variables, por ejemplo que la Casa VIII se opone a la Casa II, representativa de las ganancias y el dinero; que la Casa VIII es una Casa cardinal y, por lo mismo, obliga al sujeto a relacionarse con su entorno, a mantener una actividad apreciable. Es también una Casa de agua, lo que indica cierta intervención del sino o del azar.
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