el paraiso perdido

Reflexiones sobre el mundo del misterio sobre sus investigadores, el uso y abuso que de el hacen, siendo sus victimas los creyentes en los fenomenos mal llamados paranormales. Tambien de vez en cuando se podra leer reflexiones mas mundanas y tangibles pues si el misterio se rodea de magia la Vida misma es mágica y todo fuera de ella esta vacio de misterio

miércoles, enero 03, 2007

La Llorona, leyenda de Mexico


Vestía la mujer traje blanquísimo, y blanco y espeso velo cubría su rostro. Con lentos y callados pasos recorría muchas calles de la ciudad dormida, cada noche distintas, aunque sin faltar una sola, a la Plaza Mayor, donde vuelto el velado rostro hacia el oriente, hincada de rodillas, daba el último angustioso y languidísimo lamento; puesta en pie, continuaba con el paso lento y pausado hacia el mismo rumbo, al llegar a orillas del salobre lago, que en ese tiempo penetraba dentro de algunos barrios, como una sombra se desvanecía.

"La hora avanzada de la noche, el silencio y la soledad de las calles y plazas, el traje, el aire, el pausado andar de aquella mujer misteriosa y, sobre todo, lo penetrante, agudo y prolongado de su gemido, que daba siempre cayendo en tierra de rodillas, formaba un conjunto que aterrorizaba a cuantos la veían y oían, y no pocos de los conquistadores valerosos y esforzados, que habían sido espanto de la misma muerte, quedaban en presencia de aquella mujer, mudos, pálidos y fríos, como el mármol. Los mas animosos apenas se atrevían a seguirla a larga distancia, aprovechando la claridad de la luna, sin lograr otra cosa que verla desaparecer en llegando al lago, como si se sumergiera entre las aguas, y no pudiéndose averiguar mas de ella, e ignorándose quien era, de donde venía y a donde iba, se le dió el nombre de La Llorona". (José María Marroquí )

Esta es la leyenda popular que durante más de tres siglos quedó grabada en la memoria de los habitantes de la ciudad de México y que ha ido perdiéndose.
Pero olvidada o casi desparecida, la leyenda de La Llorona es antiquísima y se generalizó en muchos lugares del país, transformada o asociándola a crímenes pasionales, y aquella vagadora y blanca sombra de mujer, parecía gozar del don de la ubicuidad, pues recorría caminos, penetraba por las aldeas, pueblos y ciudades, se hundía en las aguas de los lagos, vadeaba ríos, subía a las cimas donde se encontraban cruces, para llorar al pie de ellas o se desvanceía al entrar en las grutas o al acercarse a las tapias de un cementerio.

La leyenda de La Llorona tiene sus raíces en la mitología de los antiguos mexicanos. Sahagún en su Historia, habla de la diosa Cihuacóatl, la cual "aparecía muchas veces como una señora compuesta con unos atavíos como se usan en Palacio; decían también que de noche voceaba y bramaba en el aire...Los atavíos con que esa mujer aparecía eran blancos, y los cabellos los tocaba de manera, que tenía como unos cornezuelos cruzados sobre la frente". El mismo Sahagún, refiere que entre muchos augurios o señales con que se anunció la conquista de los españoles, el sexto pronostico fue "que de noche se oyeran voces muchas veces como de una mujer que angustiada y con lloro decía: ¡Oh, hijos míos, que ya ha llegado vuestra destrucción! Y otras veces decía: ¡Oh, hijos míos!, ¿donde os llevaré para que no os acabéis de perder?".

La tradición es, por lo tanto, viejísima; persistía a la llegada de los españoles conquistadores y tomada ya la ciudad mexica por ellos y muerta doña Marina, o sea la Malinche, contaban que ésta era La Llorona, la cual venía a penar del otro mundo por haber traicionado a los de su raza, ayudando a los extranjeros para que los sojuzgaran.

"La Llorona , era a veces una joven enamorada, que había muerto en vísperas de casarse y traía al novio la corona de rosas blancas que no llegó a ceñirse; era otras veces la viuda que venía a llorarle a sus tiernos huérfanos; ya la esposa muerta en ausencia del marido a quien venía a traer el ósculo de despedida que no pudo darle en su agonía; ya la desgraciada mujer, vilmente asesinada por el celoso cónyuge, que se aparecía para lamentar su fin desgraciado y protestar su inocencia".(José María Roa Bárcena )
Poco a poco, a traves del tiempo la vieja tradición de La Llorona se ha ido borrándo del recuerdo popular. Solo queda memoria de ella en los escritos mitológicos de los mexicas, en las páginas de antiguas crónicas, en los pueblecillos lejanos, o en los labios de viejas abuelitas, que intentan asustar a sus inocentes nietecillos, diciendoles: ¡Ahí viene La Llorona!.
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Quetzalcóatl

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