Plantas magicas

Leyendas.
¿Ha visto usted alguna flor de helecho? Las brujas medievales aseguran que solo se abrían en las últimas campanadas de la medianoche de San Juan, para cerrarse en menos de unos segundos. Por supuesto, es pura superchería: es imposible ver flores en el helecho porque esta prehistórica planta no florece jamás. Se reproduce por esporas y no necesita la polinización.
Este misterio que rodeaba a las flores del helecho trajo consigo que la planta estuviera siempre presente en las supersticiones populares. Entre ellas, la más fascinante era la de la invisibilidad. En España, las alcahuetas se las daban a los enamorados para asegurarse, de esta manera, que nadie vería sus correrías nocturnas. En la cultura celta, los druidas aseguraban una fórmula para conseguir la invisibilidad, que consistía en combinar las ramas del helecho con las del avellano.
La referencia literaria a este poder mágico la encontramos en la obra Enrique IV, de William Shakespeare, donde el maleante Gadshill asegura: "Robaremos tan seguros como en un castillo fuerte; tenemos la receta de la semilla del helecho". Sin saber que en realidad el helecho se reproduce por esporas y no por semillas, era habitual llamar de esta segunda manera a la célula reproductora de esta planta.
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