La tumba de un guerrero
El equipo dirigido por el arqueólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) José Manuel Galán ha descubierto en Egipto la tumba intacta de un arquero de alto rango, de 4.000 años de antigüedad. La caja de madera contiene el nombre del difunto, Iqer, que significa 'el excelente', en escritura jeroglífica.
La importancia del hallazgo radica en que la dinastía a la que se le vincula pertenece a un periodo poco conocido de la historia de Egipto. El cuerpo momificado del guerrero se ha encontrado en el interior de un ataúd, debajo de dos grandes arcos y tres bastones largos, según ha explicado el investigador en un comunicado. Junto a la cabecera se ha recuperado también una vasija de cerámica y cinco flechas clavadas en la tierra. La mayoría de ellas conserva las plumas en el extremo trasero, en la zona donde se encaja la cuerda del arco.
El descubrimiento se enmarca en la séptima campaña del Proyecto Djehuty, cuyos integrantes investigan las tumbas de Djehuty y de Hery localizadas en la orilla oeste de Luxor (Egipto), dentro de la necrópolis Dra Abu el-Naga. Djehuty y Hery fueron dos altos dignatarios de la corte de Hatshepsut, una de las pocas mujeres en la historia del antiguo Egipto que ejerció de faraón (lo hizo en torno al año 1500 a.C.)
Hallazgo sin precedentes
El director del proyecto explicó que se trata de un "hallazgo único y sorprendente" porque muy pocas veces los arqueólogos descubren un enterramiento intacto de tanta antigüedad. "Habitualmente, las tumbas que se encuentran han sido visitadas antes: la primera vez por la familia del difunto, para recuperar las joyas y los objetos de valor, y la segunda, duranteel siglo XIX, por saqueadores profesionales de tumbas que provocaban grandes daños".
Galán ha insistido en que el arquero Iqer documenta "los años de conflicto" y refleja una sociedad "compleja, guerrera, a la vez que sofisticada, cultivada, intelectual y religiosa". El ataúd del guerrero contiene una banda de inscripción jeroglífica que lo recorre de un lado a otro. "Los signos jeroglíficos", ha explicado Galán, "están pintados de colores, con un estilo algo primitivo, incluso infantil y naif".
El grupo de investigadores, formado por 15 personas, está integrado por egiptólogos, arqueólogos, restauradores, arquitectos, fotógrafos y dibujantes de distintas partes del mundo.
Buscadores de tesoros
El hallazgo más destacado del egiptólogo del CSIC en anteriores campañas fue La tabla del aprendiz, el primer retrato frontal conocido de un faraón del antiguo Egipto. La tabla estucada con este singular dibujo está expuesta en la actualidad en una de las salas del Museo de Luxor.
Entre los hallazgos de este grupo de arqueólogos se encuentran también dos cámaras funerarias ubicadas en un pozo de enterramiento, con gran parte del ajuar funerario de un noble y su mujer, de más de 3.400 años de antigüedad. Destaca, del mismo modo, un pequeño papiro con un breve texto de carácter mágico que los egipcios del año 1.000 a. C. llevaban como amuleto dentro de un estuche colgado al cuello.
El año pasado, Galán y su compañeros encontraron 43 ramos de flores secas atados con cuerdas y formados en su mayoría por ramas de olivo y persea. Los vestigios, en buen estado de conservación, son los restos de olivo más antiguos recuperados hasta la fecha: 3.500 años de antiguedad.
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