Destruido
Estados Unidos ha lanzado hoy un misil desde un destructor militar situado en el Pacífico, junto a Hawai, que ha impactado contra el satélite espía antiguo US 193 para prevenir que sus 450 kilogramos de combustible tóxico llegasen a la Tierra, han informado fuentes del Pentágono. “Se ha lanzado el misil y el impacto ha sido un éxito”, han asegurado.
Por el momento, se desconoce si el misil ha destruido el tanque de combustible, como se pretendía. El satélite de espionaje estadounidense, de uso secreto, fue lanzado el 14 de diciembre de 2006 desde la base Vandenberg, en California. Nunca alcanzó su órbita correcta y amenazaba con caer sobre la Tierra, siendo potencialmente peligroso por su depósito de combustible.
"La operación tiene dos finalidades: destruir el satélite, por un lado, e ir perfeccionando los sistemas antimisiles por el otro", comentó Luis Ruiz de Gopegui, ingeniero y ex director de la NASA en España. Y cuesta entre 40 y 60 millones de dólares (entre 27 y 41 millones de euros).
EE UU dedicó todo el día de ayer a preparar la operación. La NASA devolvió el transbordador espacial Atlantis y sus siete astronautas a la Tierra, procedentes de la Estación Espacial Internacional, a las tres de la tarde, hora peninsular, con lo que se evitó el riesgo de que pudiese resultar afectado por los restos generados tras el impacto del satélite errante. La Administración Federal de la Aviación emitió un aviso para que, en un periodo determinado en las siguientes 48 horas ningún avión o barco atraviese la zona de riesgo en el Océano Pacífico, al oeste de Hawai.
Una "medida preventiva"
EE UU ha calificado la destrucción del satélite estropeado US 193 de "medida preventiva", entre críticas de que está dando un paso más en la militarización del espacio con una mera demostración de fuerza. Pero la operación ha puesto en alerta a las agencias espaciales que vigilan la basura en órbita, los restos de material que suponen un serio riesgo para los sistemas espaciales en funcionamiento. Si el satélite ha resultado efectivamente destruido con éxito, sus trozos caerán rápidamente a Tierra dado que la altura a la que está es baja (unos 240 kilómetros, el límite de la atmósfera).
Esto es importante, porque Estados Unidos fue el primero en criticar a China cuando este país destruyó un viejo satélite suyo con un misil en enero de 2007. Lo hizo a una altura de más de 800 kilómetros, y miles de sus trozos circundan ahora la Tierra, con grave peligro para los 400 satélites operativos -espías o de observación de la Tierra- que están en órbita baja, así como para la estación espacial.
No es la primera vez que se ensaya destruir un satélite, con fines militares. En 1985, EE UU lo consiguió con un misil disparado desde un avión. Eran otros tiempos. Mijail Gorbachov acababa de sentarse en el sillón del secretariado general de la URSS y Ronald Reagan todavía mantenía su célebre Guerra de las Galaxias. "Operaciones parecidas se hicieron hace años, en cuatro o cinco ocasiones, pero poniendo en órbita un satélite que era una carga y un sistema de control y haciéndolo explotar junto al satélite en desuso", explica Ruiz de Gopegui.
Aunque sean invisibles por su reducido tamaño, se estima que hay otros 50.000 trozos de basura de entre uno y 10 centímetros, que son potenciales proyectiles altamente peligrosos para los satélites operativos y auténticas balas mortales si alguna llegara a impactar en un astronauta durante un paseo espacial.
Un satélite con fallos desde el principio
El US-193 fue puesto en órbita hace algo más de un año y algo falló en su ordenador de a bordo inmediatamente, lo que impidió que alcanzara su posición orbital correcta. Desde entonces está perdiendo altura, primero lentamente y ahora muy rápidamente.
Según un informe oficial, existía el peligro de que el satélite US 193 cayese sobre zonas pobladas de Canadá, Irlanda, Escocia o el Cono Sur. La desintegración del Columbia en 2003 hizo caer sobre Tejas un depósito lleno de hidrazina.
Etiquetas: diario el pais
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